La inaccesibilidad en México
Por Susana López Reséndez
He tenido la oportunidad de vivir en dos ciudades increíbles: Barcelona y Chicago.
Ambas con un sistema de transporte público increíble: seguro, accesible y eficaz. Con mucho asombro, desde el primer día de mi estancia quedaba sorprendida de la facilidad para poder recorrer la ciudad entera sin necesitar de un automóvil.
Sin embargo, había algo aún más soprendente para mi conocimiento de transporte público: ¡Era accesible!

Observar como en la parada esperaba el usuario en silla de ruedas o andador, a la llegada del bus, el chofer activaría la rampa accesible y tendría un espacio exclusivo y seguro (con cinturón de seguridad) para el usuario.
A la llegada de su parada, el usuario activa un botón adaptado a su altura y se volvería a activar la rampa accesible.
La accesibilidad es un derecho de las personas con discapacidad. a mi vuelta en México me he cuestionado ¿Cuándo gozaremos de un transporte público de calidad? Para todos, pero en especial para personas con diversidad funcional.
¿Cómo aspiramos a motivar la independencia y funcionalidad de una persona si para empezar, no existen recursos ni medios para serlo?
Siendo psicóloga neurorehabilitadora, búscando el desarrollo máximo de una persona con cualquier tipo con discapacidad es inevitable comparar y echar una mirada al sistema de transporte que inevitablemente engloba lo político y económico que se vive en la actualidad.
¿Qué espacios tendrían que ser accesibles? Todos los lugares a los que se accede.
