
Perfeccionismo: ¿receta para el fracaso?Por Susana López Reséndez
Hay momentos donde se requiere que exista la perfección, como en una cirugía, la construcción de un puente o lanzar un cohete al espacio. No cumplir con las especificaciones exactas puede significar peligro. Sin embargo, para la mayoría de nosotros y en la mayoría de nuestras decisiones hay espacio para un margen de error.
¿Eres quien piensa que debes ser perfecto, sin posibles errores?, ¿Buscas la perfección? Si es así, tu búsqueda de la perfección podría estar deteniéndote. Esta rigurosa manera de auto dirigirnos puede denotar una marcada falta de autocompasión y sabiduría. El fallo en abrazar la vida con nuestra humanidad con alegrías, penas e imperfecciones nos lleva a vivir con un rígido sentido de un mismo que se hace añicos fácilmente cuando no logramos nuestros objetivos.
Nuestra salud mental requiere tratarnos a nosotros mismos con gentileza y amabilidad. Pero para entender mejor, empecemos por conceptualizar las exigencias de perfección: pudiendo ser exigidas hacía uno mismo, hacia los otros y hacia los demás.
¿Qué tan seguido nos enfrentamos al dolor o tristeza de haber hecho una mala inversión, ya sea en un negocio, una relación o una compra? No somos omnipotentes y alcanzar a dimensionar todas las absolutas consecuencias es básicamente imposible. Día a día tomamos decisiones basadas en la mejor información y recursos en el momento pero no podemos controlar la vida con todas sus complejidades e incógnitas.
El perfeccionismo tiene que ver con decretar nuestras metas demasiado altas y mantener expectativas poco realistas. Ser alérgico al fracaso a menudo se debe a un sentimiento latente de vergüenza. Cuando nuestra autoestima y sobretodo, valor como persona están directamente vinculados a nuestros logros, nos sentimos defraudados y avergonzados cuando no cumplimos cuando nuestras infladas expectativas, he ahí la exigencia a tener un éxito perfecto, habitar un lugar donde nadie puede avergonzarnos y asiduamente somos nosotros nuestros peores críticos.
Se requiere un fuerte sentido de uno mismo para ser lo suficientemente flexible para tomar la vida y aceptar todas las posibles situaciones a vivir. Valdría la pena echar un vistazo hacía nuestro interior, favorecer la reflexión y explorar la posibilidad silenciosa de exigirnos demasiado. Reflexionando en las palabras de un paciente que recientemente le cuestioné ¿a dónde te lleva auto exigirte no fallar? y su respuesta desde su sabiduría, “realmente me lleva a nunca ganar, porque no me permito siquiera dar espacio al error y si no hay error no hay aprendizaje”.
Hay que tener presente que #NoEsDeLocos equivocarnos y cometer errores, #NoEsDeLocos ser flexible cuando las cosas no suceden de acuerdo a tus expectativas y por último #NoEsDeLocos ser amable contigo mismo, aprender de una situación y confiar en hacerlo mejor la siguiente ocasión.